¿Qué tienen en común Las Demás, Malqueridas y El lugar de la Otra? A primera vista no mucho, una es una película indie, otra un documental y la otra un largometraje producido por fábula. Bueno, además de que las tres son productos audiovisuales chilenos, también está el hecho de que hablan de narrativas innegablemente feministas. Mujeres incorrectas que existen al margen de una sociedad que las concibe como ajenas a su moral y lógica. Las Demás, Malqueridas y, próximamente, El lugar de la Otra, son estrenos recientes que hablan de una nueva lógica feminista que viene a instaurarse.
Es un buen periodo para el cine local, en un ambiente donde la producción cinematográfica ha tomado fuerza ardua y lentamente, los grandes espacios y las plataformas internacionales de exposición, las historias sobre mujeres tienen un lugar. Así lo ha dicho María Elena Wood, Presidenta de la Academia de Cine de Chile, que resaltó que “Las mujeres la llevan en esta temporada de premios: “Malqueridas” (Colibrí) y “El lugar de la otra” (Goya y Oscar). Películas dirigidas por mujeres y que relatan historias protagonizadas por mujeres”. A esto se le suman estrenos nacionales como “Las Demás” de Alexandra Hyland, película proyectada en festivales el año pasado y distribuida por MUBI en julio de este año. A paso incrementado, estas obras narran sobre un ambiente en el que las voces femeninas se amplifican cada vez más.
Desde el 2012 siete producciones chilenas han logrado nominaciones a la Academia (dos de ellas han ganado la estatuilla), y la obra local se ha cimentado como producto de exportación. Este mes, “El lugar de la otra” de la directora chilena Maite Alberdi compite en el 72° Festival Internacional de Cine de San Sebastián, para luego representar a Chile en los premios Goya y la 97º edición de los Oscar. Esto se suma a las pasadas nominaciones de la documentalista, responsable de éxitos como El Agente Topo y La Memoria Infinita. Dos de las siete nominaciones que figuran a nombre de Chile.
Es importante poder contar historias, y que éstas puedan llegar a puerto también. Así sucedió con “Las Demás” de Alexandra Hyland, que entre su escritura, producción y post producción sumaron 8 años de trabajo hasta su estreno el año pasado, debido a trabas radicadas en aquellos factores externos propios del cine. Con ciertas marcas temporales en su narrativa, ya sea de discurso o vestuario, que obedecen a un contexto de grabación particular (el año 2019), Hyland narra la historia de Rafa y Gabi, dos amigas que emprenden una odisea laboral y emocional mientras juntan el dinero que Rafa necesita para pagar las pastillas abortivas, en un Chile en el que abortar es ilegal. La historia, que se muestra acompañada de escapismo rosado, cinismo noventero y personajes esporádicos absurdos, en realidad narra un tema que, si bien a través de los años en menor medida, sigue siendo muy tabú. La caracterización de las protagonistas no es accidental, su directora quiso que fueran personajes grises:
-Para mí era súper importante que en ningún momento pusieramos en cuestionamiento moral el tema del aborto. Ella desde el día uno quiere abortar (…) Y la quería ver caótica, errática. Para mí era mostrarlas equivocadas, en un lugar más sucio y más real. Hay algo que me gusta, y es que sea pasada en ciertas cosas. Hay tallas que son fuertes o comentarios que son desubicados. Era importante, porque suelo ver estos retratos de las mujeres desde este lugar que es tan íntimo y delicado. Y sí, es íntimo y delicado pero también puede ser grosero, ridículo y gil.
La protagonista de la obra moderna es incorrecta. El Lugar de la Otra está basada en el emblemático caso chileno de María Carolina Geel, la escritora chilena que en 1955 asesinó a su novio en el Hotel Crillón. Largamente retratado en el libro “Las Homicidas” (2019) de la escritora chilena Alia Trabucco. Las Homicidas pone en palestra un planteamiento para analizar respecto a la percepción social de la mujer: el por qué es tan difícil verla como victimaria, en vez de sólo víctima. Se propone un cuestionamiento de por qué la mujer puede asesinar, y si acaso puede. La cobertura de la prensa de los casos cubiertos en el libro, transcurridos durante el siglo XX, es tal que se tiende a deshumanizar a la asesina, en tanto es más sencillo percibir a la mujer como algo ajeno y tercero, a percibirla como alguien capaz de violencia.
Es curioso el hecho de que fue Geel una de las primeras, sino es que la primera, en documentar la vida en las cárceles femeninas a través de su libro Cárcel de Mujeres, escrito a partir de su tiempo en ésta. Este año, a propósito de la destacada participación de directoras que retratan distintas formas de ser mujer, se estrenó en cines el documental Malqueridas, dirigido por Tana Gilbert sobre la vida de aquellas mujeres privadas de libertad, que a través de found footage, recolectado a lo largo de 8 años, celebran cumpleaños, festividades y crían a sus hijos, con quienes pueden vivir en prisión hasta que cumplen dos años. Es una obra impactante y real, que narra de las condiciones en las que viven mujeres y niños cuyas primeras palabras surgen en contextos de aislamiento.
En Las Demás y Las Homicidas se ve de manera expresa una intención de retratar facetas de la femineidad históricamente negadas. Una mujer que aborta es una asesina, y una asesina no es mujer. Hay una conexión más profunda entre las tres obras, y es que son retratos de mujeres que solo existiendo desafían el modelo patriarcal de lo que es ser ellas.
La columnista Ignacia Galli lo pone de manifiesto:
-Por mucho que haya un desafío al mandato, estas personas siguen siendo parte de una sociedad que tiene que decidir qué hacer con ellas. Cuando las mujeres demuestran distinción a lo que está presupuesto, las castigan , como se puede ver en Malqueridas. Si tenemos mujeres que por distintos crímenes desafían los mandatos de debilidad, fragilidad, otredad o subalternidad, quedan relegadas a posiciones en las que ya no son mujeres o sujetos de derechos.
Estas obras resultan un adelanto a una ola narrativa que ojalá se mantenga, narrativas que muestran variedad, imperfección y política, que hablan tanto de ser madre como de no serlo, poniendo en la palestra agendas que deben ser empujadas. Tanto en materia audiovisual como política y de derechos de la mujer, Chile tiene un largo desarrollo por delante. En el entretanto, el arte existe y seguirá existiendo para reflejar las faltas que tenemos como sociedad.
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